El contexto
Un importante actor del sector público recurrió a ip-label para desplegar una monitorización de aplicaciones basada en la experiencia del usuario. La empresa ya estaba monitorizando por «silos» técnicos (base de datos, red,etc.) sin una visión unificada. La dirección de IT quería adoptar una actitud más proactiva en la gestión de incidencias.
La situación
Las funciones empresariales se quejaban sobre las aplicaciones; mientras tanto, IT no tenía conocimiento de cómo las aplicaciones funcionaban para los usuarios. Debido a que la monitorización era mayoritariamente técnica y segmentada, los incidentes no podían ser priorizados de forma eficiente.
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